A cualquier edad, un individuo se puede convertir en bilingüe, sin embargo, a medida que avanzamos con la edad los resultados alcanzados pueden ser inferiores a los de un niño expuesto a dos idiomas desde la temprana edad. En efecto, mientras el niño es un sistema abierto, una mente absorbente, que se modela continuamente en el curso del desarrollo lingüístico, en cambio el adulto que quiere aprender un segundo idioma se encuentra a haber ya ha absorbido y construido las habilidades cognitivas de su idioma materno: ahora el oído no es sensible de la misma forma a la voz y no existe este período sensitivo de «hambre de palabras» y de conocimiento, típico de la primera infancia.
La relación entre el niño y el lenguaje es el resultado no de un aprendizaje sino de una absorción, de un largo trabajo del inconsciente, en el que son visibles sólo las manifestaciones externas:
“La imagen fotográfica impresiona la película en la oscuridad y el proceso de revelado también se efectúa en la oscuridad; en las mismas condiciones se efectúa el proceso de fijación; seguidamente, puede salir a la luz y entonces es inalterable. Algo parecido ocurre con el mecanismo psíquico del lenguaje del niño: empieza a actuar en la profunda oscuridad del inconsciente, allí se revela y se fija, y luego se muestra abiertamente. Existe algún mecanismo que permite que se verifique la realización del lenguaje» (La mente absorbente del niño, María Montessori, pág. 105)
Este desarrollo no ocurre de modo regular y lineal sino a saltos.
Tipos de bilingüismo
Dependiendo del momento de adquisición de la segunda lengua, respecto a la primera, el bilingüismo se reparte en:
- Bilingüismo precoz: adquisición de la segunda lengua antes de los tres años (mente absorbente inconsciente)
- Bilingüismo tardío: aprendizaje de la segunda lengua en el ámbito escolar es decir a partir del sexto año.
Los psicolingüistas aconsejan no descuidar esta subdivisión porque solo la adquisición en edad precoz garantiza la perfecta adquisición de las lenguas.
La adquisición de la segunda lengua durante la infancia puede ser también:
- Simultánea: cuando un niño vive en una familia donde las dos lenguas son usadas paralelamente. De este modo el niño logra establecer las necesarias equivalencias entre las dos lenguas con su conjunto de reglas lingüísticas utilizándolas de modo cotidiano y absolutamente natural. Es porque ha podido absorber los sonidos de los dos idiomas en la etapa de 0-3 años, de la mente inconsciente. Puede además cambiar espontáneamente el propio comportamiento lingüístico en base al interlocutor, es decir, según en que idioma se le hable, responde en ese mismo o en otro.
- Consecutiva: los dos idiomas son adquiridos en tiempos diferentes. A menudo es introducida la primera lengua, que es aquella usada en familia, y sucesivamente la segunda lengua usada en contextos más formales como la escuela.
- Mixta: si bien la lengua materna es una, usada cotidianamente, se incorpora otra para favorecer la adquisición de una segunda lengua.
Beneficios del bilingüismo
Antes de iniciar a hablar, un niño, que es expuesto a dos idiomas desde el nacimiento, es capaz de distinguir ambas lenguas y de aprender más velozmente regularidades lingüísticas que un niño monolingüe. El cerebro de un niño expuesto a dos lenguas, en efecto, es más dúctil porque está entrenado a distinguir los estímulos verbales de dos lenguas, sin que interfieran entre ellos. Un bilingüe es capaz de adquirir y distinguir mucho más rápidamente muchas estructuras lingüísticas porque está entrenado a hacerlo. Entonces, si un niño crece desde la cuna en un entorno bilingüe, aprenderá, de manera natural, dos diferentes idiomas con plasticidad.
La investigación reciente sobre el cerebro bilingüe ha contribuido, no sólo a refutar los prejuicios negativos sobre el bilingüismo, sino también a demostrar que el desarrollo bilingüe, durante la infancia, comporta mucho más que el simple conocimiento de dos lenguas: se añaden los beneficios bien conocidos como el acceso a dos culturas, la mayor tolerancia hacia ellas y las indudables futuras ventajas sobre el mercado del trabajo. El bilingüismo tiene muchas ventajas, pero quizás lo más importante es el modo de pensar y de actuar en muchas situaciones.
Es decir: el cerebro del niño pequeño es perfectamente capaz de ‘administrar’ dos o más lenguas simultáneamente desde el nacimiento.
Más de 150 estudios, realizados en los últimos 35 años, confirman las ventajas de la formación bilingüe:
- Del punto de vista metalingüístico: los niños bilingües son capaces de notar intuitivamente la estructura y el funcionamiento de las lenguas, y eso puede aventajarlos con respecto de los monolingües en la adquisición de otras lenguas extranjeras.
- Del punto de vista de la atención: los niños bilingües son favorecidos en las situaciones
- que solicitan una capacidad de concentrarse sobre las informaciones relevantes y de inhibir aquellos no relevantes.
- Del punto de vista emotivo: el niño bilingüe posee una mayor creatividad, entendida, no como expresión artística, sino como el arte de ser flexibles y de comprender situaciones y personas diferentes.
- Del punto de vista comunicativo: el niño posee dos vocabularios que logra mantener
- perfectamente separados gracias a las «descentralización cognitiva».
- Del punto de vista cultural: el bilingüismo representa una riqueza, ya que permite al niño enfrentarse con dos culturas diferentes, ejerciendo así una mayor tolerancia respecto a lo «diferente.»
Los niños necesitan escuchar hablar ambas lenguas en suficiente medida, y necesitan frecuentes oportunidades de uso, por relaciones interpersonales, pero también por materiales lúdicos como libros y juegos. Las situaciones de uso de la segunda lengua son:
- Cantar canciones tradicionales en esa lengua, acompañando rutinas (cumpleaños,
- celebraciones, rutinas de alimentación, higiene o sueño)
- Leer libros cortos con palabras sueltas o frases muy cortas y acompañados de imágenes (de 2 o 3 palabras)
- Nombrar objetos cotidianos con ambas lenguas: objetos de la cocina, colores, vestimenta, muebles del hogar, miembros de la familia, etc.
- Conversaciones espontáneas que el niño escucha absorbiendo estructuras, sonidos, ritmo del fraseo, etc.
No existe un método por el bilingüismo que sea adecuado para todos; cada familia tiene el suyo. Para una absorción eficaz del bilingüismo, el niño tendrá que tener una serie de experiencias directas con la lengua: escucharla, adquirir familiaridad en el contexto cotidiano y repetir sonidos propios de esa lengua. No hay un único recorrido estándar; los pasos sugeridos, por lo tanto, son la inmersión del niño en ambas lenguas, un modo de crearle un ambiente alfabetizador